La naturaleza es agradecida. Qué se iba a imaginar la familia Sánchez Sevilla que después de haber plantado y cuidado tres árboles de aguacates, en su pequeña propiedad, estos les estarían dando de comer y generando ingresos.

Después de cuatro años de regar y abonar cada planta, éstas dieron sus frutos. Ahora son centenas de aguacates los que producen, los cuales unos consumen, otros comparten con sus allegados y muchos comercializan.

Silvia Sánchez dijo que los aguacates los vende cerca de su casa, que se ubica en la comunidad San Pedro de Ticuantepe. Los precios varían según el tamaño, los hay de tres unidades por 50 córdobas, de 20 y 25 córdobas.

Animó a las familias que saquen provecho de sus patios para sembrar árboles frutales. “No hay necesidad de incurrir en una gran inversión o en un gran platal”.

El esposo de Silvia, Pedro Antonio Sevilla es visionario, él tuvo la idea de plantar los árboles de aguacates. “Yo le digo a los vecinos, a esos que tienen los terrenos vacíos que siembren un palito, talvez en el futuro ya no se lo comen ellos, pero talvez se los comen los nietos, hay que pensar en el futuro hay que plantar árboles. En mi ya no pienso, porque ya estoy en lo que estoy, pero mire lo logré, yo no pensaba comer aguacates, pero me los estoy comiendo”.

La familia de Silvia trabaja coordinada. Los hijos ayudan a cortar los aguacates, ella los comercializa y su esposo la lleva y la trae a los puntos de venta y él se encarga de cuidar cada planta.

Esta familia en el pequeño espacio que todavía aún tiene, plantaron un árbol de mango de rosa, otro de grosea, limón agrio, nancite y plátano que en su tiempo cosecharán.

Ahora el desafío que esta familia se plantearon es darle valor agregado a este fruto.

Periodista: Celia Méndez