El croata cumple 500 partidos con el Madrid reivindicando con este Clásico su condición de futbolista de partidos grandes.

El francés alteró el compás cansino del equipo desde su salida en el minuto 52 y el croata, en su partido 500 y once minutos más tarde, puso el pie necesario para cambiar las tornas en el centro del campo.

El italiano apostó a piedra (Mendy y Tchouameni) cuando el partido se iba a ganar con papel (Modric) y tijera (Camavinga). Cama rasgó líneas y el balcánico punteó, dando más pases (12) que el titular Kroos (11) en el último tercio del campo rival, incluida esa nota errada en el centro de Carvajal que sin embargo aprovechó Bellingham con un tibiazo ganador para el 1-2. Intervención decisiva más por el mordiente de estar buscando que el gol que por la fineza de la asistencia, pero útil al fin y al cabo. Un tipo de energía muy distinta a la desplegada por Kroos, al que su puesto como el centrocampista de menos físico peligra. El alemán fue arrasado en varias ocasiones por el ímpetu de Gavi.

Las leyendas urbanas aún hablan de que los Rolling Stones se sometían a transfusiones periódicas de sangre para sostener durante décadas su único y peligroso estilo de vida. Modric, sin necesitar de esos remedios, sigue mostrando que todavía tiene piernas y fútbol para ser cabeza de cartel en un Clásico o en lo que quiera. “Creo que aún no soy consciente de lo que estoy logrando en el Madrid y ganar además así hace un día redondo”, decía Modric. “Ganamos como hace el Madrid, sin rendirnos jamás”.

Fuente: Diario AS