41 años han pasado de aquella epopeya que movilizó a miles de jóvenes, que con cartilla en mano se enrumbaron a las montañas de Nicaragua, con la convicción de enseñar a leer y a escribir a los campesinos, cumpliendo así una tarea que fue reconocida por la Unesco en dos ocasiones.

«Y ¿Por qué no estar de fiesta en Nicaragua, si llevamos 41 años sin perder un solo segundo de alfabetización? luchando con muchos reveses que hemos atravesado a lo largo de estos 41 años como el 1990″, enfatizó el profesor Orlando Pineda, presidente de la Asociación de Educación Popular Carlos Fonseca Amador.

Ocho meses después del Triunfo de la Revolución Popular Sandinista, el 24 de marzo de 1980 inició la Gran Cruzada de Alfabetización culminando el 23 de agosto de ese mismo año, logrando una de las más grandes hazañas del siglo, como fue alfabetizar a casi medio millón de personas.

En este 2021, encendiendo la lámpara Coleman que iluminó el camino a los alfabetizadores, la Jornada de Alfabetización es una herencia que continúa de generación en generación.

«No puede haber producción, no podemos sacar adelante a nuestro país de la pobreza, sin educación y por eso estamos juntos el día de hoy, porque aquí estamos adquiriendo un compromiso grande. Nosotros los brigadistas de 1980, los que tenemos hoy el pelo blanco y el corazón grande de amor, estamos enseñándole a los jóvenes para que continúan la tarea«, destacó el profesor Pineda.

Tras la Cruzada de Alfabetización, en Nicaragua se logró reducir el analfabetismo hasta en 12%, y es por eso que la Organización de Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (Unesco) otorgó dos medallas Nadezhda Krupskaya y por su avance en la educación podría obtener una tercera.

«Ahora estamos haciendo un trabajo para que se reconozca todo el proceso que llega hasta hoy, porque esto es un trabajo de todo el tiempo«, destacó Arturo Collado, representante de la Unesco en Nicaragua.

Con esta jornada, Nicaragua logró constituirse como el tercer país en América Latina con el índice más bajo de analfabetismo después de Uruguay, Cuba y Estados Unidos.

Periodista: Nerys Bonilla