Varias bandas armadas mantienen los enfrentamientos contra las autoridades del primer ministro haitiano Ariel Henry, cuya dimisión exigen.

Fuentes ©/EFE

Ante el incremento de los ataques de las bandas criminales, el Gobierno haitiano prolongó el jueves por un mes el estado de emergencia en gran parte de la capital, Puerto Príncipe.

La medida fue publicada en el diario oficial del país caribeño, por su parte una fuente gubernamental comunicó a medios y agencias internacionales que «el toque de queda se aplicará según las necesidades» de las autoridades.

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Varias bandas armadas mantienen los enfrentamientos contra las autoridades del primer ministro Ariel Henry, cuya dimisión exigen. 

El fin de semana se anunció un toque de queda inicial de tres días, pero las pandillas han seguido atacando comisarías y otras instituciones estatales, mientras la Policía Nacional de Haití lucha por contener la violencia con personal y recursos limitados

El miércoles por la noche, grupos pandilleros incendiaron un nuevo puesto de policía en una zona de Puerto Príncipe, en una clara demostración de que  no piensan detener la espiral de violencia en Haití.

Antes del ataque al puesto policial del barrio Bas-Peu-de-Chose, los policías que se encontraban dentro del edificio tuvieron tiempo de abandonarlo.

Fuentes policiales señalaron que tenían conocimiento que el asalto a la comisaría estaba planeado desde el pasado fin de semana.

En este contexto, la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos en Haití (Rnddh) ha denunciado la inacción del Gobierno para hacer frente a las bandas armadas.

«Hoy, los hechos son claros: las autoridades gubernamentales han dimitido», escribió la asociación en un informe fechado el miércoles. 

«El pueblo haitiano ha sido abandonado a su suerte», añadió, lamentando la ausencia de policías en las calles. 

Según un recuento del Sindicato Nacional de la Policía Haitiana (Synapoha), desde que comenzaron los ataques de las bandas criminales, al menos 10 edificios policiales han sido destruidos y dos prisiones civiles atacadas y vaciadas de sus reclusos.

Con las autoridades y las escuelas cerradas, muchos residentes intentan huir de la violencia, mientras que otros se aventuran a salir sólo para comprar lo esencial.

Fuente/teleSUR