Las mujeres nicaragüenses han demostrado mediante su labor que son capaces de aportar a la sociedad; como el caso de Lidia del Socorro Martínez, productora originaria de Ticuantepe que desde pequeña se crió en el campo aprendiendo labores de siembra y crianza de cerdos, lo que ha facilitado el crecimiento económico de su familia.

Años atrás fue beneficiada con el bono de cerda y desde ese entonces ha sabido administrar la reproducción de los animales, trabajo que le permitió ahorrar dinero para construir una vivienda más grande de la que antes habitaba y así poder brindarle mejores condiciones de vida a su familia.

«Claro, yo aproveché ese bono que el Gobierno nos dio, porque donde vivía era una casita que no tenía condiciones, entonces yo dije: con este bono vamos a trabajarlo entonces las cerdas parieron, las crías las vendía a 14 mil, 12 mil, 10 mil, 8 mil córdobas y a veces vendía la cerda con los hijos; yo los iba reproduciendo entonces yo iba recogiendo para comprar todos los materiales de la casa«, comenta esta madre de familia.

«Porque si nosotros nos comemos los cerdos, entonces no reproducimos nada y uno tiene que ser sacrificio de su parte también, porque él nos da el animalito, pero nosotros tenemos que buscar la comida de cualquier manera«, agrega.

El acompañamiento de autoridades ha sido vital en este proceso quienes depositan la confianza en la mujer nicaragüense, que es capaz de transformar la realidad y aportar económicamente, además capaces de hacer la tarea fundamental de formar a la sociedad.

«En el 2007 se lanzó el programa de reducción de pobreza, hambre cero y lo enfocó a mujeres, les entregó a mujeres jefas de hogar, unos bienes, unos animales; y a partir de esos animales las mujeres transformaron su vida. Diez años después estaban midiendo el impacto de esas políticas y llegaron a la conclusión de que Nicaragua había reducido en 50 por ciento la pobreza general y la pobreza extrema de 17 a 6.9 por ciento«, explicó el Viceministro de Economía Familiar, José Benito Aragón.

Como madre ha enseñado a sus hijos a trabajar la tierra, a parte de los cerdos también cultivan piña en dos manzanas; pero por su edad las labores las realiza con menos frecuencia.

«Mis hijos cuando estaban pequeños, en la mañana iban a trabajar y en la tarde a clase; ósea que han trabajado en el campo; siempre he trabajado con ellos esta producción, porque siempre han sido mi apoyo. Pero ahora que ya estoy mayor a ellos no les gusta que yo me meta mucho en el campo, son ellos los que trabajan y ahora son ellos los que me miran también y ellos dicen: a mi mamá no se le quita ese entusiasmo de trabajar con sus cerdos y sus pollos y yo les digo que hasta que me muera«, comenta esta mujer luchadora entre risas.

Doña Lidia continúa diversificando sus rubros aprovechando cada espacio de sus tierras. Desde el mes de enero transformó su antigua vivienda en una pequeña granja para la reproducción de pollos de engorde, y actualmente cuenta con 100 aves bajo el sistema semitecnificado que desarrollan las autoridades del Mefcca.

Periodista: Nerys Bonilla