El Real Madrid rescató un punto milagroso, sobre la hora y con toda la épica, para conquistar el pase a octavos de final. Antonio Rüdiger, que ya dio muestras de encajar como un guante en la camiseta del campeón, comenzó a demostrarlo con un remate épico, jugándose el tipo, tras ser el mejor de su equipo en una noche discreta. De no ser por la resistencia de los alemanes, Antonio y Toni Kroos, el Shakhtar se habría llevado un triunfo memorable, premio a su empeño en circunstancias dificilísimas. No hubo derrotados.

El monumental tifo con las banderas ucraniana y polaca en el graderío del estadio del Legia creó la atmósfera de un partido especial, difícil de gestionar para el Shakhtar. Tuvieron mérito los ucranianos, aprovechando la tensión reducida del Madrid, enfocado a sellar la clasificación con el menor riesgo posible en vísperas del Clásico. Empezó amagando con las arrancadas de Mudryk, Zubkov o Sudakov, siguió resistiendo con las manos de Trubin, y colocó al campeón contra las cuerdas en cuanto se puso por delante.

El mérito fue, en primer lugar, de los centrales del Madrid. Rüdiger exhibió todo su poder de intimidación ante Traoré, grande y fuerte como él, empequeñecido en todos los duelos. Y Nacho rebañó todas las coladas naranjas, haciendo alarde del pesimismo que le atribuyó Ancelotti al intuir el peligro. Asegurada la portería propia (cero remates en contra en el primer tiempo), tocó generar en la adversaria.

¿Y Hazard? Porque tuvo la ocasión esperada, de esas que no se pueden desaprovechar. En Champions, ante un rival competente pero menor, y con libertad para moverse por todo el ataque. Por el centro o por banda. Pues el belga ofreció poquísimo, desconectado del equipo, sin chispa ni intención. Normal que en cuanto se torció el asunto, fuera el primero en irse a la ducha.

Mejoró el Madrid, lógico, pero sin arrollar. Cuesta un mundo volver cuando no has estado. Jovicevic retiró a sus mejores futbolistas, agotados. Tocó tirar de épica para evitar una derrota que podía complicar el resto de Champions. Falló un gol Vinicius en área pequeña, y en pleno arreón tomó el mando Kroos para ordenar al otro Antonio, Rüdiger, que se fuera arriba.

Fuente: Diario Marca