Quedan pocos días para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebrarán en Beijing donde se ha invertido dinero y energía para una infraestructura tecnológica que involucra la creación de nieve artificial y la colocación de un evento de invierno, paradójicamente, cerca de un desierto.

Según cifras del Gobierno chino, para lograr que los Juegos se lleven a cabo le ha costado a la capital unos 90 millones de dólares y ha necesitado por lo menos unos 185 millones de litros de agua. Para modificar todo el clima o el ambiente de una región, China ha utilizado unos 350 cañones de nieve de la marca italiana TechnoAlpin, además de siete salas de máquinas y estaciones de bombeo que contienen en su interior 51 bombas de presión y nueve torres de refrigeración.

Para crear nieve, las bombas de alta presión toman el agua de un embalse y la llevan a lo alto de las montañas por medio de un extenso sistema de tuberías que permite que el líquido se vaya enfriando artificialmente donde se le añaden compuestos que facilitan la formación de cristales de hielo, esto sumado a las torres de refrigeración que enfrían el aire y, al combinarse el aire frío y el agua que son expulsados al mismo tiempo, se produce la nieve artificial de manera instantánea.

Más allá del gasto económico del evento, desde 2002 el país adelanta una obra de ingeniería de grandes proporciones en materia de infraestructura para lograr trasladar (trasvasar en este caso) 450 mil metros cúbicos de agua al año para proveer de agua a Beijing y sus alrededores.

Como se dijo anteriormente, en Beijing será la primera cita olímpica con use un 100% de nieve artificial, pues solo se le acerca los juegos realizados en Pyeongchang en Corea del Sur hace cuatro años donde se estima que se utilizó un 90%.

Solo queda esperar que los Juegos Olímpicos terminen de la mejor manera, demostrando así que el esfuerzo tecnológico ha permitido crear y mantener nieve en un lugar donde antes podía considerarse impensable.

Fuente: Infobae