En la escena de un crimen existe un sorpresivo grupo de testigos que podría ser de gran utilidad para la resolución de delitos: los insectos. Y es que una gran variedad de moscas y escarabajos puede aportar valiosa información en casos médico-legales, sanitarios y de almacenamiento de alimentos.

A esta disciplina se le conoce como entomología forense y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) está a la vanguardia en la aplicación de esta, pues cuenta con el Laboratorio de Entomología Forense, creado en 2016, y el cual alberga la primera colección artrópodos de referencia forense en territorio mexicano.

En una entrevista con Sputnik, el responsable de dicho laboratorio y doctor en Biología de la Conservación por la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Pedraza, explica que en la entomología forense se emplean, en mayor medida, dos tipos de insectos: los dípteros, mejor conocidos como moscas, y los coleópteros, es decir, los escarabajos.

«Muchas especies de insectos se ven involucrados, involuntariamente, en cuestiones que tienen una trascendencia legal, ya sean juicios o controversias. Todos ellos nos pueden decir algo sobre una situación particular que puede ser de ayuda en situaciones forenses», explica el biólogo.

Aunque la entomología forense tiene múltiples aplicaciones, la más empleada es la identificación post mortem, de ahí que las moscas y los escarabajos tengan un papel trascendental en esta disciplina.

Y es que las moscas conocidas popularmente en México como «panteoneras«, que son las que tienen colores brillantes y tornasol, son las que suelen ser atraídas en mayor medida por los cadáveres en descomposición; lo mismo que los escarabajos, que llegan a los restos humanos en las diferentes etapas de su descomposición.

A partir del análisis y del estudio de los dípteros y coleópteros, se puede determinar un rango mínimo aproximado del tiempo que tiene un cadáver en descomposición a partir de la colonización de estos animales, además de que se puede establecer en qué estatus se encontraban los restos, por ejemplo, encerrado, bajo tierra o con alguna sustancia.

«Con el estudio de los artrópodos podemos determinar, por lo menos, hace cuánto tiempo se registró el deceso de la persona», agrega el experto, quien detalla que esto se puede realizar por medio de dos métodos.

Fuente: Sputnik