El análisis químico de decenas de miles de muestras de agua potable tomadas de forma repetitiva en distintos sistemas públicos de suministro en EE.UU. ha puesto al descubierto la presencia de uranio.

Un 63,1% de los registros disponibles en la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. de los años 2000–2011 mencionan la detección de uranio y en un 2,1% de los casos sus concentraciones superaron las tasas máximas permitidas.

El análisis estadístico de los datos llevó a los investigadores a la idea, de que estas desigualdades pueden deberse a una falla regulatoria en la protección de comunidades marginadas y no al contexto geológico local.

Las comunidades hispanas tenían también los niveles más altos de bario, cromo y arsénico en su agua y todo eso independientemente de la ubicación o región, algo que genera preocupaciones por la justicia ambiental.

El uranio es un elemento tóxico y radiactivo, pero su presencia en el suelo es un fenómeno natural y normalmente no está relacionado con la contaminación industrial o militar. Pequeñas trazas de este metal son admisibles y respectivamente, los seres humanos están expuestos a cantidades diminutas de forma natural.

Fuente: RT en Español