La actriz Megan Fox tiene una relación muy conflictiva con su propio estatus de celebridad y, sobre todo, con esa condición de «sex symbol», que arrastra desde hace más de una década. Tanto es así, que la intérprete estadounidense, madre de tres hijos con su exmarido Brian Austin Green, se ha rebelado en varias ocasiones contra su propia fama, y también contra esos cánones de belleza que terminaron cosificándola.

«Durante mucho tiempo, rechazaba ser famosa y rechazaba cualquier imagen que se me colgara encima, la persona que se suponía que debía ser. Y huí de la moda: me pasaba todo el día en chándal o con ropa de gimnasio. Y dejé de expresarme», ha señalado sobre su particular estilo en conversación con la revista especializada WWD.

A día de hoy, la protagonista de cintas de acción como «Transformers» busca «experimentar» con la ropa, optando por prendas holgadas «o cosas que no sean necesariamente reveladoras». En ocasiones, ni siquiera se viste: «Hay una parte de mí que me dice: No, hoy necesito estar desnuda'», ha explicado Fox en su entrevista.

La artista de 37 años, quien desveló recientemente que sufrió un aborto espontáneo en el marco de su actual relación con el cantante Machine Gun Kelly, reflexionaba asimismo sobre el impacto anímico que se desprende del aluvión de críticas, burlas y demás juicios de valor que ha venido recibiendo en las redes sociales, comparando esta dinámica con el acoso escolar que sufrió en el instituto.

«Lo que la gente no entiende es que la fama es como la peor experiencia que hayas podido tener en el instituto, cuando te acosaban esos diez niños. La fama es eso, pero a escala global, ya que te acosan millones de personas de forma constante», contaba a la revista Esquire.

Fuente: Yahoo Noticias