Mientras Vinicius y Rodrigo lideran el ataque y Joselu suma 181, él no pasa de 34′, algo falla, algo debe cambiar, pero la realidad es que Brahim ha empezado la función sin cenital ni frase, más covers, que actor de reparto.
La cifra es esa: 34 minutos entre cuatro partidos, tan escasas que llama la atención y es que sin contar lesionados (Courtois, Mendy, Ceballos y Güler, todavía sin participaciones esta temporada), es el futbolista del primer equipo que menos ha jugado.
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Por detrás de Lucas Vázquez (35′, el otro ‘inédito’ hasta el momento), Militao (sus 50′ en Bilbao le sirven para mantenerse por delante) y Lunin (180′), está a la cola. Sediento en un desierto.
Una situación que puede cambiar tras el Getafe, su oasis particular
Vinicius ausente y la necesidad de volcarse al ataque, Ancelotti tiró de él para jugar la recta final. Fue casi su debut este curso y dejó muy buenas sensaciones, participativo, valiente, acertado, entró por Modric, jugando en una posición híbrida entre la banda y el volante. Acertó el 100% de los pases, ganó cuatro duelos y provocó dos faltas. Todo eso, en apenas 25 minutos. “El equipo estaba muy bien y yo aporté mi granito de arena, nada más. Ancelotti, después, estaba contento. Me dice que aproveche cada minuto”, declaró tras la victoria.
Porque todo lo de antes fue demoledor, no jugó en San Mamés, pese a que Ancelotti sólo hizo cuatro de las cinco sustituciones posibles. En Almería salió, casi para perder tiempo, como Lucas Vázquez.
Acunar el partido en su momento más tenso. Le dio tiempo a hacer un ataque filigranero que casi acaba en gol, pero en Vigo, aún menos; otra vez cero minutos, así que la de Getafe fue su gran aparición, y cumplió. Ahora, sin Vinicius y con su golpe sobre la mesa aun retumbando, se le abre un nuevo horizonte, con más posibilidades de jugar, de coger continuidad, que es lo que necesita a sus 24 años, pero nunca es fácil jugar en el Madrid.
Fuente: Diario AS