La Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que hasta el momento precisa recaudar 84.5 millones de dólares para atender a víctimas de los terremotos del 6 de febrero pasado en Turquía y Siria, lo que amplía sus posibilidades de atender a las poblaciones afectadas por estos eventos naturales.
La agencia sanitaria global había manifestado en rueda de prensa el 12 de febrero pasado su voluntad de recaudar ayuda material y económica para llevar ayuda a poblaciones de las zonas afectadas, y extendió su convocatoria a organizaciones nacionales e internacionales, grupos comunitarios y de vecinos, mezquitas, iglesias y demás.
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Además de repartir medicamentos en esas áreas, tras los sismos la OMS facilitó equipos de emergencia para los sobrevivientes, envió expertos para prevenir la aparición de enfermedades infecciosas y respiratorias, y brindó apoyo psicosocial a las víctimas, entre otras acciones.
Según la OMS, también facilitó el empleo de 16 millones de dólares del Fondo para Contingencias relacionadas con Emergencias y los destinó a la respuesta inmediata a los daños en Siria y Turquía.
Horas después de los terremotos, cuando apenas comenzaba la evaluación de los daños, la agencia sanitaria había calculado que necesitaría 43 millones de dólares para su respuesta, pero el monto de la ayuda creció una vez que sus expertos tuvieron mayor conciencia de la elevada cifra de muertos y heridos que dejaron los terremotos, así como sus cuantiosas afectaciones en las redes de salud de ambas naciones.
Tras la tragedia, el Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS concedió prioridad a abordar los impactos en la salud en ambos países. Por ello, se proporcionaron detalles de las prioridades de respuesta para apoyar a las poblaciones afectadas, junto con los requisitos de financiación para abordar las necesidades de salud inmediatas y urgentes por área y en general.
Entre otros, este programa tiene como objetivos prestar apoyo a los centros médicos dañados teniendo en cuenta el elevado número de damnificados y la necesidad de atenderlos a la mayor brevedad, y recuperar rápidamente la operatividad de las instalaciones de agua y saneamiento, gravemente dañadas, como una de las acciones imprescindibles para evitar riesgos de propagación de epidemias.
Fuente: TeleSur