El municipio de San Francisco Libre en Managua, es una zona ocupada por fincas ganaderas, también muchos productores se dedican a la siembra de granos básicos y hortalizas.
A más de 70 kilómetros de la capital, hay una comunidad llamada Santa Rosa, en ese lugar se ubica la finca de doña Zayda Coronado quien, a sus 58 años de edad, se dedica a la siembra de varios cultivos pero más a la producción de melones.
«Comenzamos con una parcela de 1/4 (de manzana) de ahí fuimos ampliando a media manzana y después hasta cuatro. Diversificamos los cultivos con chiltoma, ayote, pipianes, también tenemos cítricos y una parcela de guayaba», comentó.
Desde hace tres años su producción de melón la coloca en la cadena de supermercados Walmart, un mercado que lo cataloga como exigente, pues la calidad de la fruta tiene que cumplir con los parámetros establecidos para poder comercializarlo, además, según doña Zayda, están interesados en otros productos como: chiltoma, chilote y ayote tierno.
Trabajo de la mujer en el campo
Cada vez, la mujer se va incorporando a las actividades del campo, para doña Zayda no ha sido fácil su inclusión en estas labores, pero la clave es la organización entre las mujeres, como lo han hecho en la cooperativa Bello Amanecer que aglutina a más de 100 féminas.
«Antes era solo el hombre, él producía, negociaba; ahora muchas mujeres estamos en estas labores y para mí ha sido difícil y me siento contenta con lo que la vida y Dios me ha dado y también el gobierno nos ha apoyado», indicó.
Doña Zayda, también es afiliada a la Federación Agropecuaria de Cooperativas de Mujeres Productoras del Campo de Nicaragua (FEMUPROCAN) donde ha recibido capacitación “también se ha ido gestionando recursos, porque la mujer no solo vive de la capacitación, eso es parte de su desarrollo, que la mujer pueda participar, salir y necesita recursos para crecer y tener una mejor vida con su familiar«, apuntó
Doña Zayda, a parte de trabajar con las socias de la cooperativa, también involucra a su esposo e hijos en las labores, quienes han contribuido a la economía familiar, además han convertido la propiedad en una finca agroecológica que sirve como modelo para la investigación e innovación tecnológica, también como un banco comunitario de semillas en la zona.
Periodista: Nerys Bonilla