Si crees que la vejez empieza a partir de que llegas al quinto o sexto piso, estás totalmente equivocado. La realidad es que comienzas a envejecer muchísimo antes y no lo vas a creer, sin embargo, la ciencia fue la encargada de averiguarlo y la respuesta te sorprenderá mucho. No importa que ni siquiera tengas canas o alguna arruga que indique que estás creciendo, se trata de las proteínas de tu sangre que anuncian la llegada de una de las etapas más rechazadas de la vida y que está despidiéndose de tu hermosa juventud.

Los científicos de la Universidad de Stanford se dieron a la tarea de conocer cómo los niveles de proteínas en la sangre pueden revelar en qué preciso momento comienzas a envejecer. El doctor Tony Wyss-Coray, líder de dicha investigación, menciona que las proteínas son los caballos de batalla de las células constituyentes del cuerpo, y cuando sus niveles relativos sufren cambios sustanciales, quiere decir que tú también has cambiado.

Antes, la medicina creía que los cambios eran progresivos, es decir, que se daban poco a poco, de forma constante y uniforme a lo largo de la vida, sin embargo, los expertos encontraron que el camino del envejecimiento no suele ser continua ni uniforme, en su lugar posee tres picos importantes que hacen énfasis al inicio de esas tres etapas en tu ciclo de vida: edad adulta joven, edad media tardía y la vejez.

Para saberlo, los expertos analizaron el plasma –parte de la sangre que no tiene células– de 4 mil 263 personas con edad entre 18 a 95 años. También analizaron los niveles de 373 proteínas de la sangre y notaron que existen tres puntos en la edad de la mayoría de las personas, mismos donde los niveles de proteínas atraviesan cambios repentinos. Las edades son: 34, 60 y 78 años.

¿Esto qué quiere decir? Que aproximadamente las personas dejan atrás su juventud a los 34 años, edad en la que empiezan a experimentar el envejecimiento. Asimismo, el estudio reafirmó que los hombres y mujeres envejecen de diferente manera.

Lo anterior no debe ser información que deba preocuparte o afligirte, al contrario, que sea un motivo para que disfrutes al máximo tu juventud y lo que venga después de la misma. Asimismo, lo mejor es que mantengas un estilo de vida saludable y vivas siempre como si fuera tu último día.

Fuente: Cultura Colectiva.