Se estima que la producción de tomates aumente entre un 20 % y 30 % con la implementación de técnicas como el uso de plástico para una cosecha protegida y el riego por goteo. Estas prácticas, promovidas por el Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA), buscan beneficiar a los pequeños productores y elevar la producción.

Con el uso de la plasticultura, es decir, la producción protegida, el cultivo de tomates queda libre de plagas como moscas, gusanos y hongos. Además, los productores ahorran agua y reducen la compra de plaguicidas. “Este plástico evita el crecimiento de maleza y, por ende, la utilización de herbicidas, lo que reduce los costos. La maleza compite por los nutrientes con el tomate, afectando su desarrollo. Con esta tecnología garantizamos una humedad constante para la asimilación de nutrientes, lo que incrementa el rendimiento del tomate y reduce los costos de producción, explicó Pavel Carpio, delegado del INTA.

El funcionario señaló que, regularmente, los productores cosechan entre 800 y 1,000 cajillas de tomates por manzana. Sin embargo, con estas técnicas, se espera que la cosecha crezca un 20 %, al mismo tiempo que disminuyen los costos de producción.

Estas técnicas también son efectivas para otros cultivos como chiltomas y chile.

El delegado explicó que las capacitaciones del INTA han contribuido al aumento de la producción de hortalizas en Nicaragua, tanto a pequeña, mediana y gran escala. Esto ha permitido reducir las importaciones y garantizar una producción nacional de hortalizas sanas, inocuas y de calidad, a mejores precios.

El tomate se cultiva en diversas zonas del país, especialmente en la región del Pacífico, centro y norte. Actualmente, en Nicaragua hay alrededor de 180 mil productores dedicados al cultivo de tomate.

Periodista: Celia Méndez