Eran las 12:35 de la madrugada del sábado 23 de diciembre de 1972, cuando Managua se devastó, 30 segundos de un poderoso terremoto de 6.2 grados de magnitud botó la ciudad; 49 años han pasado de la peor navidad de los managuas.

“Toditita las casas, todo eso reparto Schick, todo eso La Fuente las casas caídas abiertas; la casa de mi tío que donde estábamos era de adobe y se desbarató de viaje, se desintegró. La gente que quedó no tenía agua no tenía nada”, dijo la sobreviviente, María Isabel Urbina.

Más de 10 mil personas murieron ese día, hubo cadáveres que jamás fueron encontrados y quedaron soterrados en los escombros de una Managua en sangre y putrefacción.

50 mil construcciones quedaron en escombros, 600 manzanas destruidas, unas 280 mil personas perdieron sus casas. El 75% de las estructuras como viviendas y edificios se derrumbaron y los incendios duraron varias semanas en la entonces llamada, Managua terremoteada.

“Nos agarró a los managuas preparándonos para la Navidad, toda la ciudad estaba inmersa en lo que son los preparativos de las fiestas navideñas, ya era 23 de diciembre de la madrugada había vida nocturna, mucha gente murió precisamente en esta vida nocturna y estábamos con todas las luces navideñas propias de una ciudad que era compacta”, expresó Clemente Guido, Historiador y Director del Patrimonio Histórico Alma.

En esa fatídica madrugada hubo éxodo de managuas huyendo de la ciudad, otros se dedicaron a saquear casas comerciales, mercados, casas e iglesias.

Doña María Urbina también dijo, La gente esperaba que el gobierno la gente les llegara a dejar donaciones que le daban arroz frijoles comida enlatada recogían Rosales regalado a los que no tenemos unos caminaban para un lado y otro para el otro rebuscando entre las amistades entre los amigos”.

La Managua de la época y su gente, no estaba preparada para ese terremoto a casi medio siglo la realidad ha cambiado.

El capitalino de la época añora y recuerda su ciudad setentera, y el de hoy se imagina lo que fue, conserva lo poco que quedó de la Managua antigua y trabaja por una ciudad moderna que perdure y sus ciudadanos convivan con los embates de los sismos y terremotos.