En Latinoamérica la cerámica negra sólo se elabora en Nicaragua, Chile y México, en el caso del país centroamericano este arte que data del período precolombino ha sido perfeccionado en varias zonas, destacando las cooperativas de mujeres artesanas del municipio de Jinotega, específicamente en la comunidad Las Cureñas.

Mediante este trabajo, las artesanas han visto mejoras en sus economías y las de sus familias, ya que muchas laboran en pequeñas cooperativas donde reciben apoyo de organizaciones no gubernamentales, así como del Ministerio de Economía Familiar (Mefcca).

«Yo aprendí la cerámica negra de mis abuelas, ahora trabajo con mi hermana y espero que las próximas generaciones continúen con este trabajo digno, aquí vendemos las artesanías a precios asequibles», manifestó Aura Herrera.

Este arte ancestral se ha perfeccionado con el paso de los años, hoy en la comunidad Las Cureñas las mujeres artesanas tienen una moderna tienda donde exponen y venden sus productos, la actividad es además un atractivo turístico en la zona.

«Con la pandemia nos vimos muy afectadas porque ya no venían los turistas, pero nos dimos cuenta que no podíamos dejar caer nuestro trabajo y hemos salido adelante a pesar del Covid-19, gracias a Dios vamos recuperándonos, salimos a ferias en varias partes, nos hacen encargos, no se deja de vender», dijo Lilliam Castro.

Para promocionar su trabajo a nivel internacional, con mucho esfuerzo las cooperativistas imprimieron 500 libros sobre la cerámica negra, un manual fotográfico escrito en inglés y español para destacar las innovaciones de las artesanas nicaragüenses, la próxima vez que viaje a Jinotega, visite la comunidad Las Cureñas, ahí disfrutará una experiencia poco común en el mundo.

Periodista: Pablo López