Cuando Pep Guardiola tumbaba la épica madridista con una superioridad incontestable. En un duelo que sintió sentenciado el Manchester City con el tanto de Mahrez, el Real Madrid de los imposibles protagonizó una nueva remontada para la historia, con un doblete en un minuto del tiempo añadido de Rodrygo y el tanto de penalti de Karim Benzema en la prórroga, para acceder a la final de París.

En una ‘Champions‘ en la que se asomó en varias ocasiones al abismo, Ancelotti sintió que un tanto del City era la sentencia definitiva. En el intercambio de golpes, en la locura del Etihad, nunca vio a su equipo superior. Y se protegió de inicio. Pese a jugar en un Bernabéu encendido como nunca, su plan fue Fede Valverde para llegar con vida al momento decisivo de la eliminatoria, el último ‘cuarto’.

Representa Pep un estilo que suele dañar al Real Madrid y que ha logrado inculcar en un equipo inglés. Lo vivió como futbolista en el Barcelona y lo sembró como técnico en una época difícil de igualar. Desde ahí su reto es ganar la ‘Champions’ con otro club y una vez más se quedó en el camino. Su City siempre quiso el balón, jugó al ritmo de Bernardo Silva, con dos extremos abiertos para generar espacios a un equipo que corre tras la pelota, con De Bruyne apareciendo al espacio, haciendo sufrir a la espalda de Kroos, y Gabriel Jesús listo para engancharla en cualquier momento.

A eso quedó reducido el equipo de Ancelotti en el primer acto. Asfixiado en la presión ordenada del City. Con cuatro medios pero ninguno para construir. Atrapados en una tela de araña que provocó las continuas pérdidas de los defensas en fase de salida. Solo la velocidad, asociada a la calidad en el regate, de Vinícius. Sin Benzema en contacto con el balón, el Real Madrid es menos Real Madrid.

Entonado Courtois cuando tras la salida en tromba madridista, el City le metió anestesia al partido hasta que se adueñó de él, forzó al Real Madrid a encerrarse juntando líneas y amenazó con un disparo centrado de De Bruyne, Gabriel Jesus se topó con la inspiración abajo del portero belga y rozó la escuadra en otro disparo repleto de intención.

Para derrotar a ese estilo Guardiola no basta con corazón, que le sobra al Real Madrid, se le debe añadir un fútbol de calidad aderezado con acierto en la definición. Y de eso, que exhibió en el Etihad, careció el equipo de Ancelotti hasta el último suspiro de una segunda parte en la que protagonizó el cambio de identidad esperado.

Había llegado el momento marcado en el plan. Salió del vestuario a morder y en 15 segundos dispuso de la ocasión que marcaría el partido. Carvajal encontró espacio por primera vez por el despiste de Cancelo, al centro no llegó Karim y en el segundo palo, solo, con todo para marcar, Vinícius se reencontró con la imagen de su pasado. Golpeó desequilibrado el balón en vez de simplemente colocar la bota para mandar el balón a la red, con Ederson vencido sin posibilidad de llegar.

Antes, el Real Madrid se tambaleó con el paso al 4-3-3 que le costaba un tanto que parecía decisivo. Bernardo Silva cerraba su lección de clase conduciendo, dividiendo la defensa rival y asistiendo a Mahrez. Al palo del portero, con Courtois venciéndose antes de tiempo, colocó en la escuadra su disparo. Un puñal que habría herido de muerte a cualquier equipo menos a uno que jamás se le puede dar por sentenciado.

Cuando parecía que no había espacio para el milagro. Cuando el City se sintió en la final inglesa de París. Cuando parecía que no le afectaba el factor ambiental como al PSG y al Chelsea, un Real Madrid sin sus tres intocables del centro del campo, sustituidos, exhibió orgullo hasta el final y levantó la eliminatoria en el tiempo añadido.

Seguía con vida gracias a Mendy, que salvó bajo línea de gol el tanto de Grealish, que hasta perdonó otra clara a un Real Madrid que parecía roto. Solo cogía fuerzas para su último intento. En un minuto mágico Rodrygo lanzó dos zarpazos para la historia, apareciendo con hambre al pase de Karim y cabeceando a la escuadra un centro de Carvajal.

El equipo de Ancelotti había vuelto a enterrar la inferioridad en una eliminatoria. Nadie del City entendía lo que había ocurrido. Hasta pudo quedar sentenciado antes de la prórroga si Ederson no hubiese evitado el tercero de Rodrygo. En ese escenario ya nadie puede con un Real Madrid sobrado en el físico y en un carácter competitivo inigualable. La primera de la prórroga la perdonó Benzema y a la segunda fue derribado por Rubén Dias, que llegó tarde y cometió penalti. No perdonó el máximo goleador de la ‘Champions’. El milagro ya era realidad.

Guardiola recurrió a Sterling buscando escapar de la pesadilla pero era el momento de sufrir de su propia medicina. El Real Madrid llevó el partido a su terreno, dejó pasar los minutos y Courtois salvó con su habitual parada salvadora el tanto, en un remate de Fernandinho solo en el segundo palo, que habría provocado los penaltis. Cuatro años después se reencuentra con el Liverpool en la Liga de Campeones de las remontadas imposibles.

Fuente: ESPN Deportes