Una espectacular imagen del Sol crea confusión y sensacionalismo en redes. Las redes sociales son un bullicioso hervidero de noticias, cotilleos, proclamas políticas, discusiones acaloradas y datos sorprendentes mezclados con fake news. Es fácil perderse en ese aluvión de información y siempre resulta conveniente contrastar con diferentes fuentes, lo más fiables posibles, antes de emitir una opinión. Aun así, incluso los errores, los datos incorrectos y las informaciones confusas también pueden ser de utilidad para describir conceptos y fenómenos menos conocidos.

Imagen del Sol tomada por el SDO (Observatorio de dinámica solar) el pasado 02 de diciembre 2023 | SDO/NASA
Imagen del Sol tomada por el SDO (Observatorio de dinámica solar) el pasado 02 de diciembre 2023 | SDO/NASA Yahoo Noticias

Un ejemplo estupendo de información equivocada que, bien explicada, puede servir para aprender nuevas ideas lo encontramos en un tweet (que se ha hecho bastante viral estos días) y en el que hasta un profesor de astronomía lanzaba un mensaje confuso y erróneo: “Chicos, el Sol no está bien”.

Por supuesto, los comentarios a esta imagen son lo de lo más variopintos y van desde culpar a los combustibles fósiles, a Trump, al cambio climático o a toda la humanidad de romper el Sol”. Hubo algunos aventurados que adelantaba un nuevo evento Carrington o, ya el colmo del sensacionalismo, incluso apareció alguien que anunciaba el fin del mundo.

La imagen es espectacular, no cabe duda, pero es mucho más frecuente e inocua de lo que todos estos comentarios podrían pensar. Se trata de un agujero coronal”, algo que un supuesto profesor de astronomía debería conocer bien, y no hace falta irse muy lejos en el tiempo para encontrar ejemplos similares, o incluso mayores.

Para no caer en este tipo de amarillismo es importante tener un conocimiento, aunque sea general, de dos elementos: las mecánicas físicas que operan nuestro Sol y el instrumento que ha captado la imagen, en este caso el Observatorio de Dinámica Solar (SDO) de la NASA. Pronto se cumplirán 14 años desde el lanzamiento del SDO, un telescopio espacial que ha supuesto una nueva ventana para observar nuestra estrella. El Observatorio posee tres instrumentos principales dedicados a observar y estudiar la variabilidad solar, principalmente en el rango del ultravioleta, así pues lo que estamos viendo es una fotografía del Sol en las longitudes de onda del ultravioleta y eso resalta el material solar más caliente… dejando a oscuras las regiones más frías. Esto significa que, en realidad, no estamos viendo un agujero o una fractura sino simplemente zonas más frías de la corona solar. En definitiva, el Sol no se está rompiendo, tan solo vemos una gran región fría de su capa más externa.

Lo que nos lleva a analizar el concepto de agujero coronal”, una denominación científica que (es cierto) puede conducir a alguna confusión en el público general ya que no se trata realmente de un “agujero”, sino de regiones más frías y menos densas que el plasma de alrededor. No son, ni mucho menos insólitas, de hecho las fotografías de este artículo corresponden a agujeros coronales captados por el SDO en los últimos años.

Estos agujeros coronales suelen ser más frecuentes y estables en los polos solares, aunque no es raro que se desarrollen o expandirse hacia latitudes solares más bajas. También es posible que aparezcan agujeros coronales aislados o que uno de gran tamaño termine separándose y convirtiéndose en una estructura apartada del principal.

¿Son peligrosos?

No son especialmente peligrosos para la vida en la Tierra, aunque sí pueden afectar a nuestros instrumentos y satélites en el espacio, así como a diferentes infraestructuras eléctricas en tierra . El campo magnético de nuestro planeta nos protege de la radiación espacial y eso incluye las tormentas solares. Los agujeros coronales, además de ser regiones más frías y menos densas de la capa más externa del Sol, también son áreas de campos magnéticos unipolares abiertos y esto significa que el viento solar puede escapar más fácilmente al espacio creando corrientes de alta velocidad en el espacio interplanetario.

Por esta razón es cierto que los agujeros coronales más grandes y expansivos a menudo pueden ser una fuente de altas velocidades del viento solar que azotan la Tierra durante muchos días (a veces durante semanas) pero en general estas tormentas magnéticas se mantienen en los niveles más bajos y moderados (G-1 y G-2) de la escala de NOAA.

Actualmente, incluso si sufriéramos una exposición a una tormenta geomagnética de nivel G-5, los daños ocasionados se limitarían de nuevo a sistemas y redes de energía, radio, naves, estaciones y telescopios espaciales. Más allá de estos daños y apagones, la vida en la Tierra no se vería afectada físicamente.

Fuente/ Yahoo Noticias