Níger se enfrenta a una crisis humanitaria sin precedentes debido a las torrenciales lluvias que han azotado el país desde junio, dejando un trágico saldo de 339 fallecidos y más de 1.1 millones de desplazados. Desde el pasado 23 de septiembre, las inundaciones han tenido un impacto devastador en diversas regiones, incluyendo la capital, Niamey, donde se registraron nueve muertes. El caos generado por estas lluvias ha ido creciendo desde el mes de septiembre, cuando el Ministerio del Interior reportó 273 muertes y más de 700 mil afectados.

El desastre ha generado pérdidas en infraestructura y suministros, afectando la estabilidad económica de Níger © Cortesía

Además de las pérdidas humanas, el desastre ha traído consigo grandes pérdidas en infraestructura, ganado y suministros alimentarios, afectando gravemente la estabilidad económica y social del país. Las comunidades, que ya enfrentaban desafíos económicos, ahora se encuentran en una situación aún más precaria, luchando por sobrevivir a las consecuencias de este fenómeno natural.

La temporada de lluvias en Níger, que comúnmente comprende los meses de junio a septiembre, ha mostrado un patrón de efectos devastadores en años anteriores, con un total de 195 muertes registradas en 2022. Esta tendencia alarmante resalta la vulnerabilidad del país ante eventos climáticos extremos y la necesidad de medidas adecuadas para enfrentar futuras crisis.

Expertos en climatología advierten que el cambio climático, impulsado por las emisiones de combustibles fósiles, está exacerbando la frecuencia y la intensidad de fenómenos climáticos extremos, como las inundaciones. La comunidad internacional deberá actuar con rapidez para ayudar a Níger a mitigar los efectos de esta catástrofe y prevenir que situaciones similares se repitan en el futuro.

Fuente: teleSUR