El agujero negro que forma el objeto más luminoso observado en el sistema solar devora cada día el equivalente a la materia del Sol a través del gas y el polvo cósmico que absorbe. Este cuásar ha sido visible en los estudios del cielo desde 1980, pero no fue identificado como el objeto más luminoso del universo sino hasta 2023.
El voraz apetito del cuásar J0529-435 acaba de describirse en un estudio publicado el 19 de febrero. El objeto era tan brillante que anteriormente se había identificado erróneamente como una estrella en primer plano.
Los cuásares son el centro extremadamente brillante de una galaxia y están alimentados por agujeros negros supermasivos. El cuásar recién identificado data de tan solo 1.500 millones de años después del big bang.
«Es una sorpresa que haya permanecido desconocido hasta hoy, cuando ya conocemos un millón de cuásares menos impresionantes. Literalmente, nos estaba mirando a la cara hasta ahora», declaró Christopher Onken de la Universidad Nacional Australiana (ANU) y uno de los autores del estudio.
Ya se han catalogado alrededor de un millón de cuásares. El recién descubierto es también el agujero negro de crecimiento más rápido del universo conocido, un hecho que no sorprende porque la luminosidad y el consumo van paralelamente cuando se trata de cuásares. También posee el mayor disco de acreción del universo conocido, que es el campo de escombros que son succionados por el agujero negro, según los investigadores.
Sin embargo, no es el mayor agujero negro del universo conocido. Esta distinción corresponde a TON 618, cuyo tamaño se estima suficiente para albergar en su interior 66.000 millones de estrellas del tamaño de nuestro Sol.
En cambio, se calcula que el cuásar J0529-4351 tiene entre 17.000 y 19.000 millones de veces la masa de nuestro Sol, es decir, sigue siendo muy grande, pero no tanto como el TON 618. Aunque J0529-4351 está creciendo en tamaño más rápidamente que TON 618, su ritmo de aproximadamente 370 masas solares al año significa que pasará prácticamente una eternidad virtual antes de que alcance a TON 618 a su ritmo actual de crecimiento.
Los científicos aún no están seguros de cómo se forman los agujeros negros supermasivos que alimentan los cuásares. Aparecen cuando una estrella colapsa sobre sí misma. Luego puede crecer succionando otros objetos celestes, incluidos los propios agujeros negros.
No obstante lo anteriormente descrito, este método de crecimiento no parece lo bastante eficaz como para crear objetos celestes del tamaño de los agujeros negros supermasivos.
Los investigadores esperan que el estudio de un cuásar extremo como este les ayude a comprender mejor cómo se forman los agujeros negros supermasivos y las galaxias. También creen que es probable que haya más cuásares extremos por ahí, esperando a ser descubiertos.
«Personalmente, simplemente me gusta la persecución. Durante unos minutos al día, vuelvo a sentirme como un niño, jugando a la búsqueda del tesoro, y ahora pongo sobre la mesa todo lo que aprendí desde entonces», declaró el autor principal del estudio, Christian Wolf, también de la ANU.
Fuente/Sputnik Mundo
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