La NASA ha confirmado que el Sol ha entrado en la «fase máxima» de su actividad, un fenómeno que ocurre cada 11 años en su ciclo natural. Este periodo de mayor agitación solar se caracteriza por un incremento en la actividad magnética, que incluye grandes erupciones solares y eyecciones de masa coronal (CME). Según Kelly Korreck, científica del programa de heliofísica de la NASA, este es un momento en el que el Sol «pasa de ser bastante lento a ser realmente activo y tormentoso».

Fase máxima de actividad solar © Cortesía

El máximo solar representa la mitad del ciclo solar y se produce cuando los polos magnéticos del Sol se invierten. A medida que su dínamo magnético interno se reorganiza, la actividad en su superficie aumenta, pasando de un mínimo solar a un pico que puede durar uno o dos años. Los científicos monitorean las manchas solares para rastrear y predecir este ciclo, ya que son el componente visible de las regiones activas donde se concentran los campos magnéticos.

Durante la fase máxima, el número de manchas solares incrementa, lo que indica un aumento de la actividad solar. A pesar de que los expertos han observado un alto número de manchas solares en los últimos dos años, aún no han podido identificar el pico exacto de actividad, que solo puede determinarse después de un declive constante que conduce al mínimo solar.

Actividad solar en la tierra

El aumento de la actividad solar no solo presenta una oportunidad para aprender más sobre nuestra estrella más cercana, sino que también provoca efectos tangibles en la Tierra.

Este fenómeno puede ocasionar tormentas geomagnéticas que impactan los satélites, astronautas y, en última instancia, los sistemas de comunicación y redes eléctricas en nuestro planeta. La radiación de las erupciones solares, aunque no afecta directamente a los humanos, puede perturbar la ionosfera, afectando las señales de radio y GPS.

En los últimos años, el Sol ha mostrado una actividad notable, con la reciente liberación de la mayor llamarada en casi una década. Sin embargo, Lisa Upton, copresidenta de un panel internacional patrocinado por la NASA, señala que estas tormentas no son más grandes de lo esperado durante el máximo solar.

La NASA y la NOAA prevén más tormentas solares en los próximos meses, lo que podría permitir la observación de auroras boreales incluso en lugares poco comunes.

En diciembre, la sonda Solar Parker de la NASA realizará una aproximación al Sol, buscando convertirse en el objeto hecho por el hombre que más se ha acercado a nuestra estrella.

Este será un paso clave para comprender mejor el clima espacial y su impacto en todo el sistema solar, contribuyendo a los esfuerzos de investigación sobre este fenómeno astronómico.

Fuente: RT en Español