Nicaragua despachó en marzo el primer envío de oxígeno líquido a El Salvador y Honduras, tras el inicio de la producción a gran escala de este químico, cuyo desabastecimiento paralizó la capacidad de respuesta de los sistemas globales de salud durante el azote de la pandemia del covid-19, entre 2020 y 2021.
© Foto : Cortesía del INSS
Este país latinoamericano logró zanjar la dependencia en la compra de oxígeno y nitrógeno con fines médicos e industriales, con la construcción de la primera planta para la producción y el suministro de estos químicos al sistema de salud de esta nación y para la exportación a Centroamérica.
«Hemos logrado sacar cinco pipas para Honduras y El Salvador, de oxígeno para uso industrial, ya estamos en la marcha, ya iniciamos«, confirmó a Sputnik Claudia Lacayo, coordinadora general del proyecto del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), institución propietaria de la planta.
La fábrica, operada por la empresa regional Gaspro, se instaló a 20 kilómetros al occidente de Managua; allí fue aprovisionada con equipamiento y sistemas de tecnología adquiridos en Alemania, China, India y Francia.
La funcionaria del INSS afirmó que Nicaragua pasó de importar la totalidad del consumo de oxígeno a producir 600 toneladas mensuales, con capacidad de exportar el 50% de su meta, incluso en escenarios de emergencia, como el provocado por la transmisión del coronavirus SARS-CoV-2 a finales de 2019.
La inversión estatal para la construcción de esta planta fue obligada por la emergencia sanitaria que provocó el COVID-19, debido a que Nicaragua incrementó entonces, de 6 a 14 toneladas el consumo de oxígeno en casi un centenar hospitales de la red pública y el sistema privado adscrito al INSS, que debían importar el insumo médico desde México o Panamá, para asistir a la población enferma en este país con 6,5 millones de habitantes.
«Obviamente, la pandemia nos obligó a incrementar la importación de oxígeno. Vale la pena señalar de que éramos 100 por ciento dependientes [de la importación] de oxígeno antes [de 2007] cuando llega al poder el gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional del comandante [presidente] Daniel Ortega y la compañera [vicepresidente] Rosario [Murillo], con ellos al frente se han venido construyendo plantas de oxígeno para algunas unidades y para el autoconsumo«, aseguró el director general de prestaciones de salud del INSS, doctor Gustavo García, en diálogo con Sputnik.
El médico reveló que Nicaragua preveía el impacto de una pandemia en 2002, cuando apareció en China el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS, por sus siglas en inglés), no obstante su incidencia fue principalmente en el sudeste asiático.
Antes de la pandemia del covid-19, Nicaragua contaba con plantas de producción de oxígeno para la demanda de hospitales en Managua, Masaya (oriente) y León (occidente). En 2020, el INSS instaló la planta de oxígeno gaseoso Kevin Coffin en las afueras de la capital, pero su capacidad solo cubre el 25 por ciento de la demanda nacional.
Esta experiencia replanteó a las autoridades la producción de oxígeno líquido, que a diferencia del gaseoso, reduce los costos para su almacenamiento y transportación.
«La transportación de oxígeno gaseoso es muy cara y necesita un mayor volumen, la transportación de oxígeno líquido es mucho más barata y transporta una mayor cantidad, por eso es que se decide en este país construir una planta de oxígeno líquido; nosotros estamos en capacidad de exportar oxígeno líquido con mayor volumen en pocos medios de transporte y eso les interesa a Honduras, El Salvador, Guatemala, Costa Rica y Panamá», aseveró el funcionario del INSS.
La incipiente industria local para la producción de oxígeno fue desmantelada en Nicaragua por la administración neoliberal que asumió el poder a partir de los años 90 del siglo pasado y con ello inició la privatización de las empresas del Estado, nacionalizadas tras el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979.
Para las autoridades del INSS, el desarrollo de la planta de Gaspro en Nicaragua ubica al país centroamericano en la autosuficiencia de la producción de oxígeno y nitrógeno, este último utilizado para el almacenamiento de biológicos en cadenas de frío.
La pandemia del COVID-19 puso en jaque la capacidad de los países centroamericanos para hacer frente al suministro de los cilindros y el oxígeno médico, para mejorar la condición de vida de los pacientes, pero las capacidades fueron fortalecidas con la nueva planta de producción de oxígeno a juicio de García.
«Nadie descarta la posibilidad de que en algún momento salga otro [virus] así de virulento y que se propague tanto como se propagó, estamos preparados [porque] en cualquier momento puede suceder. Ojalá y no nos vuelva a suceder, pero si sucede estamos preparados para enfrentarlo», concluyó García.
Fuente/ Sputnik Mundo
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