Catherine Zeta-Jones obtuvo uno de sus mayores logros en 2003, cuando su papel en Chicago la condujo a ganar el Óscar. Este musical, que presentó una historia criminal en el mundo del espectáculo de los años ’20 y también contó con Renée Zellweger y Richard Gere, se erigió como el gran triunfador de aquella edición con seis estatuillas, imponiéndose a pesos pesados como Gangs of New York de Martin Scorsese, El pianista de Roman Polanski, Las horas de Stephen Daldry o El señor de los anillos: Las dos torres de Peter Jackson.
De entre todo el torrente de premios destacó, como es lógico, el de Mejor Película, pero también el reconocimiento al talento musical que la actriz de La máscara del Zorro o Merlina demostró en este título dirigido por Rob Marshall. Desde luego, su trayectoria en el West End de Londres previa a su debut en Hollywood a finales de los ’90 fue clave para destacar en este género, pero lo curioso es que antes de Chicago muchas personas de la industria no tenían ni idea de ello.
De hecho, Catherine Zeta-Jones terminó en el papel casi por pura casualidad, cuando en medio de una velada navideña, y gracias a su pasión por estas fechas, captó la atención de uno de los productores del film haciéndole descubrir su habilidad vocal sobre los escenarios.
Lo contó en una entrevista conPlayBillen diciembre de 2002, en plena campaña para optar al Óscar. Según sus palabras, las amistades de Michael Douglas -con el que se había casado dos años antes- le permitieron conocer al productor Marty Richards cuando este estaba trabajando en trasladar la adaptación de Chicago a la gran pantalla. Gracias a la relación, este magnate de Hollywood, que también estuvo detrás de otras reconocidas obras como El resplandor, fue invitado a una fiesta de Navidad organizada por Zeta-Jones y Douglas en su casa donde pudo descubrir con más cercanía el talento que escondía la actriz.
n dicha velada, ella se encontraba sentada al piano cantando villancicos, irradiando un espíritu navideño que adora sacar a relucir en estas fechas. Fue entonces cuando Richards, que no tenía ni idea de que Catherine Zeta-Jones pudiera cantar, quedó fascinado y los hilos para su ascenso al escenario de los Óscar se empezaron a mover.
“Conocía a Marty Richards, quien en realidad tenía relación con mi esposo, y de alguna manera sabía que él siempre había estado tratando de filmar Chicago”, comenzaba afirmando la actriz a PlayBill. “Hace unos cuatro años, estábamos en nuestra casa, en una fiesta de Navidad, y yo estaba junto al piano llena de espíritu navideño, y me sorprendió que me lo mencionara en ese momento”.
dijo, ‘Dios, no sabía que sabías cantar. Bueno, sabes acerca de mi conexión con Chicago y que estamos tratando de convertirlo en una película, y ya sabes, serías genial para la película’”, continuaba Zeta-Jones, que inmediatamente se subió al carro de querer participar. “Bueno, si alguna vez llega a buen término, tienes que darme la oportunidad, tienes que llamarme y hacer que conozca al director, quienquiera que sea”, recordaba su respuesta al productor.
El proyecto avanzó viento en popa y Miramax, la productora del polémico Harvey Weinstein, se asoció con Marty Richards para finalmente rodar Chicago. Con el recuerdo de la pasión navideña de Catherine Zeta-Jones en mente, el nombre de la actriz estuvo presente durante el proceso de preproducción, solo faltaba que el director del film, Rob Marshall, estuviera de acuerdo con el fichaje. Por suerte, Marshall estaba muy al tanto de las habilidades musicales de la actriz. De hecho, incluso fue testigo de una de sus interpretaciones sobre los escenarios de Londres, cuando la vio interpretar una ópera inglesa.
“Harvey me dijo: ‘Mira, creo que hemos encontrado a alguien para darle vida a esto, que lo ha descubierto completamente’. Entonces, me presentó a Rob [Marshall], quien me había visto cuando hace años hice una ópera nacional inglesa de Kurt Weill llamada Street Scene. En una entrega de premios hice este número a dúo, cantando y bailando, y tenía una cinta de vídeo de ello. Entonces fui a encontrarme con Rob y él me contó su visión. Y dije: ‘Dios mío, esto es increíble’«.
Es curioso pensar que sin esa fiesta de Navidad y sin esa pasión de la actriz interpretando villancicos, el destino podría haber sido bien distinto, pero todas las piezas se unieron. Catherine Zeta-Jones rodó el musical junto Zellweger y Gere, la película se llevó la admiración de la crítica, los académicos cayeron rendidos a su trabajo y cerró esta historia por todo lo alto, subiendo al escenario del Dolby Theater a levantar el Óscar a la Mejor Actriz de Reparto, el que aún es recordado como uno de los más admirados musicales cinematográficos de este siglo.
Fuente: Yahoo Noticias
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